El sol es fuente de vida, pero también puede ser perjudicial para nuestra piel. En esta sección, te ayudamos a entender la importancia de la protección solar diaria, los diferentes tipos de filtros solares y cómo elegir el producto adecuado para tu tipo de piel.
¡Protégete del sol con conocimiento!
Lo más importante es elegir uno que se adapte a tu tipo de piel y a tus necesidades específicas.
Aquí tienes algunos factores clave a considerar:
SPF: El factor de protección solar (SPF) indica la protección contra las quemaduras solares causadas por los rayos UVB. Lo ideal es usar un SPF de 30 o superior para una protección adecuada.
Amplio espectro: Asegúrate de que el protector solar ofrezca protección tanto contra los rayos UVA como UVB. Los rayos UVA penetran más profundamente en la piel y están asociados al envejecimiento prematuro y las manchas.
Tipo de piel:
Pieles grasas o acneicas: Opta por fórmulas ligeras, sin aceite y no comedogénicas.
Pieles secas: Busca fórmulas hidratantes y nutritivas.
Pieles sensibles: Elige productos hipoalergénicos y sin fragancia.
Formato: Los protectores solares vienen en diferentes formatos: cremas, lociones, sprays, etc. Elige el que mejor se adapte a tus preferencias y a la zona del cuerpo que vayas a proteger.
Resistente al agua: Si vas a estar expuesto al agua o al sudor, elige un protector solar resistente al agua.
Los protectores solares se componen principalmente de filtros solares, que son sustancias que absorben o reflejan la radiación UV del sol. Existen dos tipos principales:
Filtros químicos: Moléculas orgánicas que absorben la radiación UV y la transforman en calor, que luego se libera de la piel. Algunos ejemplos comunes son el avobenzona, oxibenzona, octisalato, octocrileno, homosalato y octinoxato.
Filtros físicos o minerales: Partículas minerales que actúan como un espejo, reflejando la radiación UV. Los más comunes son el dióxido de titanio y el óxido de zinc.
Además de los filtros, los protectores solares suelen contener otros ingredientes como:
Emolientes: Sustancias que suavizan e hidratan la piel, como aceites vegetales o siliconas.
Antioxidantes: Protegen la piel del daño causado por los radicales libres, como la vitamina C o la vitamina E.
Agentes espesantes: Dan consistencia al producto.
Conservantes: Aseguran la durabilidad del producto.
Usar protección solar a diario es fundamental para proteger tu piel de los efectos dañinos del sol. La radiación UV puede causar:
Envejecimiento prematuro: Arrugas, manchas y flacidez.
Quemaduras solares: Enrojecimiento, dolor y ampollas.
Cáncer de piel: El daño acumulado del sol puede aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de piel.
Prevención del daño solar: Bloquea la radiación UV, evitando quemaduras, envejecimiento prematuro y cáncer de piel.
Mantenimiento de una piel sana: Ayuda a mantener la piel hidratada, suave y con un tono uniforme.
Aplicar generosamente: Usa suficiente cantidad para cubrir toda la piel expuesta al sol.
Aplicar antes de la exposición solar: Al menos 20-30 minutos antes de salir al sol.
Reaplicar con frecuencia: Cada 2 horas, o después de nadar, sudar o secarse con una toalla.
No olvidar zonas sensibles: Labios, orejas, cuello y dorso de las manos.
Se recomienda utilizar un protector solar con un FPS de 30 o superior. El FPS (Factor de Protección Solar) indica cuánto tiempo más puedes estar expuesto al sol sin quemarte en comparación con no usar protector solar. Por ejemplo, un FPS 30 teóricamente te permite estar 30 veces más tiempo al sol sin quemarte.
En algunos casos, la protección solar puede causar:
Irritación: Especialmente en pieles sensibles. Busca fórmulas hipoalergénicas y sin fragancia.
Reacciones alérgicas: A algún componente del producto. Realiza una prueba de parche antes de usar un nuevo protector solar.
Acné: Algunos protectores solares pueden ser comedogénicos. Busca opciones no comedogénicas o oil-free si tienes piel propensa al acné.
¿Qué ingredientes hay que evitar en un protector solar?
Oxibenzona: Puede causar irritación y reacciones alérgicas.
Octinoxato: Puede ser dañino para los arrecifes de coral.
Fragancias: Pueden irritar la piel sensible.
¿Qué ocurre si utilizo un protector solar caducado?
Un protector solar caducado puede perder su eficacia, lo que aumenta el riesgo de quemaduras solares y daño a la piel. No se recomienda utilizar protectores solares caducados.
¿Cuál es la diferencia entre un protector solar físico y uno químico?
Aunque ambos tipos de protectores solares protegen la piel de la radiación UV, existen algunas diferencias clave:
Mecanismo de acción: Los protectores solares físicos actúan como un espejo, reflejando los rayos UV, mientras que los protectores solares químicos los absorben y los transforman en calor.
Ingredientes: Los protectores solares físicos utilizan minerales como el dióxido de titanio y el óxido de zinc, mientras que los químicos contienen filtros orgánicos como la oxibenzona o el avobenzona.
Tiempo de actuación: Los protectores solares físicos actúan de inmediato, mientras que los químicos necesitan unos 20-30 minutos para ser efectivos.
Textura: Los protectores solares físicos pueden dejar un ligero tono blanco en la piel, mientras que los químicos suelen ser más transparentes y fáciles de aplicar.
Duración: Los protectores solares físicos tienden a ser más resistentes al agua y al sudor, pero pueden requerir una reaplicación más frecuente si se frotan o se eliminan con la toalla.
Sensibilidad: Los protectores solares físicos suelen ser mejor tolerados por las pieles sensibles, ya que son menos propensos a causar irritación o reacciones alérgicas.
¿Es necesario usar protector solar en días nublados?
¡Sí! Las nubes no bloquean completamente la radiación UV. Incluso en días nublados, hasta el 80% de la radiación UV puede atravesar las nubes y llegar a tu piel. Por eso, es importante usar protector solar todos los días, incluso si está nublado.
¿Cómo elegir el protector solar adecuado para mi tipo de piel?
Elegir el protector solar adecuado depende de tu tipo de piel y tus necesidades:
Piel grasa: Busca fórmulas oil-free, no comedogénicas o en gel que no obstruyan los poros.
Piel seca: Opta por fórmulas hidratantes con ingredientes como el ácido hialurónico o la glicerina.
Piel sensible: Elige protectores solares físicos o químicos con fórmulas hipoalergénicas y sin fragancia.
Piel con manchas: Busca protectores solares con antioxidantes y ingredientes despigmentantes como la vitamina C o el ácido tranexámico.
Además del tipo de piel, considera otros factores como:
Actividad: Si vas a nadar o sudar, elige un protector solar resistente al agua.
Formato: Crema, loción, spray, stick... elige el formato que te resulte más cómodo de aplicar.
FPS: Elige un FPS de 30 o superior.